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El robo de las comisiones en las inmobiliarias

Foto del escritor: Pablo LopezPablo Lopez

Actualizado: 14 feb 2023


Tradicionalmente las agencias inmobiliarias solían tener una misma

política de precios. La evolución económica de este país ha

conseguido que el sector de la construcción se convierta en una

piedra angular de la economía. Un pastel del que todos quieren

sacar su trozo, por supuesto las agencias inmobiliarias también.

Por eso este artículo sirve para contar la teoría y la realidad de lo

que hoy día hacen las agencias, y que estamos seguros no va a

dejar indiferente a nadie.


LA VALORACIÓN DEL INMUEBLE


Teoría: las inmobiliarias para asumir la venta de un inmueble,

deben hacer una evaluación del mismo, analizando las condiciones

que tiene: si está reformado, metros cuadrados, ubicación, si tiene

ascensor, si tiene anejos como garaje, trastero, piscina, año de

construcción… y del resultado de todos estos factores establecer un

precio de venta que se ajuste a la realidad.

Realidad: hoy día hay tantas inmobiliarias queriendo coger un trozo

del pastel, que aún sabiendo que la vivienda está cara por parte del

vendedor, aceptan trabajar con él, a cambio de un contrato de

exclusividad.


Esto es debido a que, si la inmobiliaria consigue esa exclusividad, y

mete su comisión, si pasa un plazo de tiempo determinado sin que

exista ninguna oferta y el vendedor exige explicaciones, la

inmobiliaria argumenta que está cara la vivienda, y al vendedor (ya

atado de pies y manos con un contrato firmado), no le queda otra

opción que bajar de precio, con el consiguiente beneficio para la

inmobiliaria, que para entonces ya ha metido una comisión al precio

final más otra que obtiene del potencial comprador.


EL CONTRATO DE EXCLUSIVIDAD


Teoría: el contrato de exclusividad permite a una sola agencia

inmobiliaria vender un inmueble, este contrato se fija por un periodo

de tiempo determinado, en el cual, si durante ese periodo, (por lo

general, dos o tres meses), no hay ningún comprador que señalice,

el vendedor puede rescindirlo y venderle la vivienda a quien quiera

sin tener ninguna contraprestación para con la inmobiliaria.


Realidad: las inmobiliarias, sabedoras de que pueden perder esta

exclusividad si la vivienda no consigue en ese periodo de tiempo un

contrato de señal o arras, en algunos casos, consiguen falsos

compradores, que señalizan la vivienda, ofertan precios muy por

debajo del valor al que están en venta y con ello alargan su periodo

de vigencia entrando en un proceso negociador que saben que no

va a llegar a ningún acuerdo. Por un lado entretienen al vendedor

con la falsa esperanza de que hay un comprador interesado, y por

otro, continúan realizando visitas a la espera de encontrar un

comprador real y ganar tiempo.


COMISIONES


Teoría: según la Asociación Profesional de Expertos inmobiliarios,

en general la comisión por la venta de una vivienda se sitúa en el

3% del precio final. En algunas zonas esta comisión puede elevarse

hasta el 6%.

Realidad: Es cierto que hay una comisión entre un 3% y un 6%,

pero lo que no cuentan es los importes mínimos con los que

trabajan. Las agencias suelen tener unos honorarios mínimos de

4.000 euros más IVA en inmuebles por debajo de 100.000 euros.

Esto quiere decir que si se vende una casa en 90.000 euros, la

comisión es de 4.000 euros, al igual que si se vende en 80.000

euros, 70.000 euros o 45.000 euros. Su comisión (que técnicamente

ya no es comisión sino honorarios), es siempre la misma 4.000

euros.

Teoría: el vendedor asume el coste del servicio de la inmobiliaria

restando de su beneficio por la venta una pequeña parte que va a la

inmobiliaria y que está incluida en el precio final (comisión).

Realidad: hoy día es rara la inmobiliaria que no solo no cobra unos

honorarios mínimos, o un porcentaje en el precio de venta de la

vivienda, sino que también le añade otra comisión por fuera dirigida

solo y exclusivamente al comprador.

Es más, en la totalidad de los casos, a la parte compradora le hacen

firmar una hoja de visita en la que se le exige plasmar su firma para

que se le abra la puerta, reconociendo con este acto, que en caso


de compra el comprador debe abonar un mínimo de 4.000 euros, y

a partir de los 125.000 euros, un 3% del valor de compra.

Un negocio redondo en el que la agencia se lleva importes que

bordean la usura.


LA FIRMA DE LA HOJA DE VISITAS


Teoría: La agencia inmobiliaria te suele decir que cuando firmas la

hoja de visita lo único que haces es reconocerle la comisión en caso

de compra.

Realidad: en verdad, tal hecho no solo implica reconocer la

comisión de agencia, sino también evitar que el potencial

comprador se salte a la inmobiliaria y contacte directamente con el

vendedor. En tal caso, las agencias inmobiliarias pueden poner una

reclamación judicial por no recibir la comisión legítima y

normalmente los tribunales suelen darle la razón.


EL COBRO DE LOS HONORARIOS


Teoría: legalmente el cobro de los honorarios debe ser mediante la

correspondiente factura de liquidación del importe en el acto de la

compraventa ante notario o inmediatamente anterior a este.

Realidad: muchas inmobiliarias hacen una jugarreta con la que se

evitan declarar grandes comisiones. Esta es, hacer un cheque a

nombre del vendedor el día de la firma, salir del notario con ese

cheque y de la mano del vendedor a la oficina más cercana, y

cobrar su beneficio en efectivo.

Existen otros muchos supuestos que argumentan los atropellos e

ilegalidades con las que trabajan hoy día las agencias y por ese

motivo, nosotros hemos aprendido de esa experiencia a saber lo

que nunca hay que hacer con un cliente.

Creemos que el trato personal y el trabajo honesto es el mejor

síntoma de un buen servicio, y por ello ponemos de relieve en este

artículo todos los puntos que marcan la diferencia de la mayor parte

de inmobiliarias con nosotros. Ven y conócenos.


Comisiones en agencias inmobiliarias

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